Con la pandemia de coronavirus vigente, y a semanas del inicio lectivo, la vuelta a clases presenciales subraya la necesidad de continuar cumpliendo con los protocolos de higiene y demás medidas de prevención contra el COVID19.
Para ello, las diversas autoridades presentaron protocolos de salud para un regreso seguro a clases presenciales que especifica medidas de seguridad e higiene a tener en cuenta por estudiantes, profesores y personal educativo. La decisión destaca la importancia de mantener abiertas las escuelas y estar alertas para prevenir una segunda ola de contagios.
A tal fin, se estable: el uso obligatorio y complementario de mascarillas y protectores faciales para el ingreso y permanencia en los establecimientos educativos, conservar la distancia física, y realizar una frecuente higiene de manos, preferentemente, con agua y jabón -aunque también se puede utilizar alcohol en gel o alcohol en 70%.
Es de destacar que con la irrupción de la pandemia, el uso de mascarillas y protectores se han convertido en elementos de protección de uso común para el cuidado de toda la población, ya que su uso correcto disminuye en un 60% el riesgo de infección.
Sin embargo, no todas las mascarillas protegen igual, esto se debe en parte a la capacidad de filtrado que poseen. Las mascarillas pueden ser de tres tipos: las de tela, las quirúrgicas y los respiradores, estos últimos también nombrados N95 (Estados Unidos), KN95 (China) y FFP1 y FFP2 (Europa). Por sus características los N95 están reservados desde el inicio de la pandemia al personal de salud.
A diferencia de las de tela, las mascarillas quirúrgicas brindan una protección más eficiente. Esto se debe a sus características de confección:
- Filtran el 95% de las partículas dispersas en el aire (alrededor 0,6 micrómetros).
- Poseen tres capas de materiales sintéticos no tejidos, configuradas de modo tal que las capas filtrantes se encuentran en el centro, con diferentes niveles de resistencia a líquidos y partículas.
- Están confeccionadas a base de polipropileno, mejorando la efectividad del filtrado, generando un efecto de adherencia estática. De esta forma captura los microorganismos presentes en la inhalación – exhalación.
- Se ajustan a la cara a través de una pinza nasal. En este caso siempre es importante verificar el nivel de filtración y ajuste a la cara. La mascarilla debe pasar sobre el puente de la nariz, debajo de la barbilla y quedar al ras del contorno facial para que la respiración pase a través del medio filtrante y así evitar que no se escape por los lados.
Por su parte, los protectores faciales que cubren de la frente hasta la barbilla, también, disminuyen los riesgos de infección.
Sobre todas las cosas, estos elementos de protección personal facilitan la lectura de labios de los docentes y alumnos ante personas con dificultad auditiva y colaboran en la comunicación. Asimismo, se presentan como una alternativa para aquellos niños y niñas con problemas respiratorios.