Alberto, el cuidador de la plaza Rodríguez Peña de Recoleta fue despedido por el Gobierno de la Ciudad por haber creado una huerta junto a los vecinos y vecinas del barrio. Ya se juntaron más de 23.000 firmas para que lo reincorporen.
Vecinos y vecinas del barrio de Recoleta presentaron más de 23.000 firmas ante la Junta Comunal 2 pidiendo la reincorporación del guardián de plaza Jorge Alberto Villarreal, que cuida el espacio verde llamado Rodríguez Peña, ubicado en Marcelo T. de Alvear y Callao.
El Gobierno de la Ciudad no le renovó el contrato a Villarreal luego de haber trabajado durante seis años como monotributista, bajo el argumento de “no cumplir con el perfil requerido”. Los vecinos y vecinas destacan su labor y la construcción de una huerta comunitaria.
Soledad, una de las vecinas, contó en sus redes sociales como Alberto embelleció la plaza con su trabajo: “Desde que mis viejos compraron el departamento, que ahora es mi casa, la plaza Rodríguez Peña se volvió mi pulmón verde más cercano. Estuvo fea, descuidada y sucia durante mucho tiempo, pero hace seis años que Alberto se puso las pilas y hasta nos hizo una huerta comunitaria”.
“Gracias a Alberto la plaza que ahora está hermosa, súper limpia, que hasta tomates para compartir teníamos, y estaba creciendo el zapallo. Es más, Alberto hasta se ocupaba de sacar corriendo a los exhibicionistas que nunca faltan. Pero al Gobierno porteño le molestó que Alberto hiciera una huerta sin preguntarles y lo echaron. Les vecines estamos indignades”, continúa Soledad.
“Les vecines queremos seguir con la plaza linda, un guardián estable que conozcamos, porque eso también nos acerca y nos da confianza y seguridad, no como ahora que viene uno distinto cada día. La huerta comunitaria es la red que armamos en estos espacios en donde nadie regala nada”, concluye la vecina.
Luisa Ayala, otra de las vecinas, explicó a Pura Ciudad que “Era muy lindo todo lo que se generaba alrededor de la huerta. Cuando los chicos germinaban las semillas en sus casas y empezaban a crecer, los padres venían a la plaza y las trasplantaban para continuar su desarrollo. También muchos adultos mayores encontraban en el riego y el cuidado de las plantas una forma de dispersión”.
Los vecinos y vecinas exigen que Alberto vuelva a su puesto de trabajo como guarda parques fijo, a la vez que piden que la huerta orgánica que mantenía en colaboración con los vecinos no sea destruida, algo que reclamaron sin éxito ante el jefe comunal, Ramiro Reyno Grondona.
Ahora toda esa construcción comunitaria se encuentra amenazada. Desde el despido de Alberto el espacio está siendo destruido, se retiraron la malla de protección y las mangueras, ya no se riega como antes y las variedades de hortalizas y otras plantas “se están muriendo”. En un acto insólito, talaron el árbol de boldo que los vecinos habían defendido poniendo el cuerpo ante la cuadrilla.