En el acto participaron el presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce; la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont; y gobernadores de diversas provincias.
El presidente Alberto Fernández encabezó ayer por la tarde, en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, el acto de presentación de los nuevos billetes con figuras patrias en las que estarán el General José de San Martín, Eva Duarte, Manuel Belgrano, Martín Miguel de Güemes, Juana Azurduy y Remedios del Valle.
En el acto participaron el presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce; la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont; y gobernadores de diversas provincias.
– En el billete de $1000 estará el General José de San Martín.
– En el billete de $500 estará Manuel Belgrano junto a Remedios del Valle.
– En el billete de $200 estará Martín Miguel de Güemes junto a Juana Azurduy.
– En el billete de $100 continuará María Eva Duarte de Perón, pero con nuevo diseño.
El presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, afirmó que la nueva familia de billetes con figuras patrias entrarán en circulación en aproximadamente seis meses. El presidente Fernández afirmó que la decisión de cambiar el diseño de los billetes de curso legal apunta a “poner en valor la dimensión de la historia que algunos quieren borrar” y rescatar la figura de “hombres y mujeres inmensos y trascendentales que hicieron la Patria que hoy vivimos”.
En el acto de presentación de los nuevos billetes, que recuperan las imágenes de próceres y heroínas, Fernández dijo que “silenciar a quienes nos dieron una riqueza infinita a nuestra Patria no le hace bien a nuestro colectivo social”. El Presidente aseguró que “la moneda es un símbolo de soberanía y un instrumento de política económica al que nunca vamos a renunciar, a pesar de que algunos muchas veces lo han querido”.
Las historias de María Remedios del Valle y Juana Azurdy, protagonistas de los nuevos billetes de $200 y $500. La escuela siempre reivindicó a los varones: dueños de los símbolos, los monumentos y la canonización de la historia, pero junto a ellos, a la par, hubo mujeres que pusieron el hombro, lucharon con el cuerpo y la cabeza por nuestra independencia. Juana Azurduy, Macacha Güemes y María Remedios del Valle, fueron las primeras feministas de nuestro territorio y defensoras de la unión latinoamericana.
En la historia argentina se recuerda a los grandes libertadores de la patria, a los hombres que lucharon por la libertad de los pueblos latinoamericanos, pero yacen en el olvido las madres de la patria y las mujeres que colaboraron en los procesos históricos que hoy conmemoramos. Tres de esas mujeres que la historia oficial dejó de lado fueron Juana Azurduy —la flor guerrera del Alto Perú—, Macacha Güemes —la espía— y María Remedios del Valle, la madre de la patria.
“La historia es una disputa por el sentido del pasado que impone una ideología en el presente”, declara a Página 12 Lidia Inés Rodríguez Olives, profesora de historia. Explica que en esa disputa por el sentido del pasado, las mujeres mencionadas anteriormente —“y muchas otras también” agrega— son presas de un doble movimiento de violencia. “Si una se fija lo que se sabe de estas mujeres se va a encontrar con que es muy poca la información, siempre aparecen secundando la figura masculina”. Muy poco se sabe de lo que hizo Macacha Güemes como gobernadora, sobre las medidas que tomó o de la expedición auxiliadora del Alto Perú en la cual Juana Azurduy recibió a Castelli y otros revolucionarios en las haciendas de Yaipiri y Yurubamba.
Juana Azurduy Llanos, María Remedios del Valle Ríos Bravos y María Magdalena Dámasa Güemes son tres revolucionarias que representan la “revolución frustrada”, como la denomina Lidia. Juana Azurduy en representación de los sectores indígenas —sector que previamente había sido derrotado en la rebelión de Túpac Amaru—, Remedios del Valle que representa a los sectores afroamericanos —siempre postergados y discriminados— y Macacha Güemes en representación del gauchaje. “Todos los sectores despreciados por la historia oficial están encarnados en estas mujeres”, agrega.
El rol de las mujeres en las guerras de la revolución fue de suma importancia: “Siempre se pensó que las mujeres no fueron a las guerras sino que al igual que a Mariquita Sánchez de Thompson —y no por menospreciar su rol—, se las ponía en el lugar de mujeres adineradas que prestaban sus casas y tocaban el piano mientras los hombres discutían de política, y nos parece muy importante empezar a corrernos de ese lugar y pensar en las mujeres que efectivamente tuvieron acciones concretas en las guerras”, cuenta a Página 12 Nadia Fink, editora de Chirimbote y autora de la saga Antiprincesas, que incluye a Juana Azurduy. Mujeres que ocuparon distintas labores como ser espías, reclutar personas, tomar las armas y luchar en combate, la mujer que cosió la primera bandera argentina, todas acciones concretas que fueron realizadas desde la clandestinidad.
Para entender mejor a estas mujeres, es necesario comprender su origen y sus mandatos sociales en relación a su situación social y económica. Macacha Güemes fue hija de aristócratas del norte argentino. “Su mandato era reproducir el privilegio, casarse con un descendiente de españoles y reproducir esa clase social”, explica Rodríguez Olives. “Macacha rompe con su mandato en el momento en el que se alía con los sectores populares, porque justamente los hacendados del norte argentino deben sus riquezas a la explotación de estos sectores”. Por esto la rebelión de Macacha fue una rebelión clasista. Peleó en las guerras gauchas antes y después del 9 de julio y fue fundamental como asesora de su hermano: “Era una gran espía, reclutaba a todos los campesinos de los alrededores y era considerada la madre del pobrerío”, cuenta Nadia.
La guerrera, Juana Azurduy, fruto de la mezcla entre su padre criollo y su madre indígena de Chuquisaca. “El mandato de los criollos y mestizos era denominado la purificación de la sangre, el criollo le va a disputar al español la situación privilegiada mediante la economía, conseguir una posición económica holgada y luego ascender en el privilegio de la sociedad que siempre lo tuvo como en segundo término” explica la profesora. Lo que el destino había escrito para Juana era que ella se casara con un criollo hacendado y así reproducir la mejora en la situación social que se había conseguido más nunca que se aliara con los de abajo y se desempeñara como guerrera para defender sus tierras. Sobre la crianza de Juana, Lidia cuenta: “Un dato que no es menor: en el esquema patriarcal, el que sigue la consigna familiar es el hijo varón. Sus padres quisieron tener varones pero tuvieron dos mujeres y Juana Azurduy recibió una educación que en ese momento correspondía a la de un hombre —por ejemplo, aprender a andar en caballo— justamente porque hay una necesidad de haber tenido un hijo, parecería ser que nunca se resignaron a no tener un hijo varón”.
Juana peleó junto a Manuel Padilla desde el Alto Perú, y resulta importante remarcar que no solo la libertad se logra para el Río de La Plata sino que la lucha era para liberar a toda América Latina. El matrimonio peleó en diversas revoluciones como la de Chuquisaca y la de Cochabamba. Participaron también en la primera expedición auxiliadora del Alto Perú y en la segunda junto a Belgrano. “Después de esta expedición, Juana y su esposo siguieron haciendo lo que se llamó Guerra de guerrillas que eran pequeños ataques en focos y lucharon junto a mujeres amazonas, a las cuales es importante destacar porque era un ejército de mujeres que peleaba junto a Juana y de las que hoy es difícil recordar un nombre”, explica Fink.
María Remedios del Valle fue una afrodescendiente que vivió en Buenos Aires casi desconocida para la historia que se cuenta en los manuales. “En ese momento, el mulato era el sector más despreciado por la sociedad estamental. Para muchos de ellos la única forma de romper con esa sujeción social fueron las guerras de independencia, de ahí que surgieron escuadrones formados por hombres y mujeres negras porque solamente a través de la ruptura con una España tan aristocrática podían conseguir una especie de igualdad social. Por esto es que tuvieron una participación tan crucial para su liberación dentro de estas guerras”, explica Lidia.
Sobre Remedios, Fink clarifica: “Ella participó de las invasiones inglesas, peleó en el ejército de Belgrano, fue una de las niñas de Ayohuma; a pesar de que tenía más de cuarenta años se las trataba como niñas de todas formas, y tuvo seis intentos de asesinato”. María Remedios fue capitana del Ejército del Norte y aun así su nombre quedó en el olvido.
Otra mujer que aportó a la liberación de nuestros pueblos fue Martina Silva, una salteña que reclutó a todo un ejército completo para el 1812 en las guerras de Salta, triunfo muy importante posterior a la batalla de Tucumán. “También, otra figura imprescindible que no suele ser recordada en estas historias de revolución es la de Artigas y las lanceras, que fueron muy importantes para estas luchas”, cuenta Fink.