Además de su labor en los medios, publicó novelas y relatos de ficción y, tras el final del ultimo gobierno militar, fue miembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep)
La periodista y escritora Magdalena Ruiz Guiñazú murió este martes, a los 91 años. A lo largo de casi siete décadas de trayectoria, se destacó en radio, televisión y en medios gráficos, pero además fue una ferviente defensora de los derechos humanos y la libertad de expresión.
Nacida el 15 de febrero de 1931 en Buenos Aires, fue hija de María Celina Cantilo Ortiz Basualdo y de Enrique Ruiz Guiñazú, quien fue ministro de Relaciones Exteriores y Culto durante los gobiernos de Roberto Marcelino Ortiz y Ramón Castillo. Dio sus primeros pasos en el periodismo a los 19 años.
“Soy la novena hija de una familia numerosa. Mi vieja me marcó mucho que si uno tenía la suerte de tener una familia, una educación, de poder leer, uno no tiene disculpa para no ser responsable de la realidad que nos rodea. No podemos hacernos los distraídos. Al menos yo no podía”, explicó alguna vez sobre el impulso que la llevó a convertirse en periodista.
A lo largo de su carrera, Magdalena Ruiz Guiñazú trabajó en medios gráficos, radiales y televisivos, con algunas breves interrupciones por motivos personales, especialmente cuando nacieron sus hijos. También cuando, durante la presidencia de Isabel Perón, la llamada “Ley de Prescindibilidad” la dejó afuera del noticiero La primera noche, que conducía junto a Antonio Carrizo en Canal 7.
Su compromiso con la libertad de expresión la llevó a enfrentarse con gobiernos y colegas, pero siempre se mostró dispuesta a escuchar y a hacer oír sus convicciones. Muchos la recordarán, por ejemplo, dentro del grupo de periodistas, actores y músicos que se juntaron en un estudio para brindarle su apoyo a Tato Bores, luego de que el programa que conducía el humorista sufriera un acto de censura por parte de la jueza María Romilda Servini de Cubría, en 1992.