Vecinos del barrio de Coghlan buscan conformar una mesa de trabajo “para defender los valores tan especiales que tiene nuestro barrio, y que están muy amenazados por la especulación inmobiliaria”.
Vecinos que integran la Asociación Civil Amigos de la Estación Coghlan se organizan para elaborar un proyecto de ley que modifique el actual Código Urbanístico porteño. “La identidad barrial, el patrimonio histórico y la calidad de vida de nuestros barrios están en riesgo, y Coghlan es uno de ellos”, afirman.
Esta entidad, junto a ciudadanos autoconvocados, “está integrando una mesa de trabajo fundamentalmente para defender los valores tan especiales que tiene nuestro barrio, y que están muy amenazados por la especulación inmobiliaria”. Las personas interesadas en colaborar pueden escribir a: mesa-de-trabajo-coghlan@googlegroups.com.
“La tarea es ardua, y los plazos son cortos; necesitamos del apoyo y colaboración de más ciudadanos y organizaciones que se sumen a este equipo de trabajo. Las actividades son diversas: desde diseñar un flyer, repartir volantes o juntar firmas, hasta trabajar en un proyecto de ley para presentar en la Legislatura, pasando por hacer un relevamiento fotográfico de una o varias manzanas, o representarnos en reuniones, ir a los medios etc.”, continúan los vecinos.
“Para trabajar en un proyecto de ley que modifique esta planificación autoritaria, contamos con el apoyo y asesoramiento de la diputada de la Ciudad Claudia Neira y del Observatorio del Derecho a la Ciudad; también nos hemos sumado a una reunión interbarrial ya que la problemática es común a casi todos los barrios de la Ciudad”, indicaron.
Neira asesoró a otras asambleas barriales para presentar sendos proyectos que modifiquen el Código Urbanístico en sus respectivos barrios. Devoto Unido, Amparo Ambiental Chacarita y Conciencia Urbana Comuna 11 son ejemplo de ello. También se reunió con vecinos de Almagro recientemente.
Así, en la Asociación Civil Amigos de la Estación Coghlan describen sobre el panorama actual: “Las casas hermosas hoy se cotizan por el valor del terreno y los metros cuadrados que se pueden construir y vender; las calles arboladas van perdiendo sus ejemplares añosos para ceder paso a los ingresos de las cocheras; los pulmones de manzana se van ocupando con más metros cuadrados de construcción, que tapan el sol y cubren el terreno absorbente, generando mayor impacto de las inundaciones, colapso de las redes de servicios, problemas de tránsito y estacionamiento; las obras nuevas – a veces dos o más por manzana – generan una violencia sonora que afecta la calidad de vida de los vecinos; y podríamos enumerar varios efectos negativos más”.
“Todo ello consecuencia de un Código Urbanístico reformado en 2018, y pensado sólo con criterio inmobiliario, sumado a las excepciones que se votan en la Legislatura, o que directamente aprueba el ejecutivo. Así se generan miles de unidades de vivienda ociosas, que no resuelvan el déficit habitacional”, concluyen desde la Asociación Civil.