Cobraba 200.000 pesos al mes por los sueldos de los “ñoquis” de la Legislatura bonaerense y rendía cuentas a sus jefes políticos. Los dirigentes Claudio y Facundo Albini, que responden a Sergio Massa, complicados.
El contenido del teléfono celular del puntero del PJ Julio “Chocolate” Rigau da impactantes indicios de cómo era el mecanismo de recaudación de sueldos de empleados de la Legislatura bonaerense y complica a los dirigentes massistas Claudio Albini, exsubsdirector de Personal del organismo, y su hijo, el concejal platense y apoderado del Frente Renovador, Facundo Albini.
Los chats revelan que había empleados que no sabían ni lo que cobraban ni el trabajo que desempeñaban, que el dinero debía ser rendido sin faltantes a Claudio Albini, y en un caso que reclamaban que le den de baja en la Cámara de Diputados proque el estar en blanco le impedía cobrar las asignaciones sociales.
De esas conversaciones, a las que accedió LA NACION, surge que Rigau cobraba 200.000 pesos por mes para ocuparse de la recaudación de casi medio centenar de empleados ñoquis, dejarles parte del dinero a ellos y el resto “rendirlo” al massista Claudio Albini.
Esta última conversación con Albini es del 28 de agosto pasado. Rigau cayó preso por primera vez el 9 de septiembre pasado. Fue luego liberado porque anularon la causa en su contra. Sin embargo, cuando ese fallo fue revocado, el puntero peronista volvió a la cárcel donde se encuentra ahora.
El 24 de agosto pasado desde el contacto “Facu”, que corresponde al celular de Facundo Albini, le mandan un mensaje a Rigau a las 10.41. “Llamame, es urgente”. Y el interlocutor le insiste en que quiere comunicarse. Rigau le dice “estoy con Mecha” y le cuenta que se complicaron las cosas para rendirle porque “entraron algunos descuentos en varias tarjetas”.
Como Rigau no lo llama, Albini se intranquiliza y, tras insistirle varias veces, señala. “Necesito urgente un nombre para la muni”. Ante el silencio, ya el día 26 de agosto, Albini escribe en mayúsculas “LLAMÁME, vos me estas tomando de Gil”.
En otro caso, un empleado fantasma de la Cámara de Diputados le reclama con insistencia que le de de baja a su contrato -plata que no cobra, sino que aporta a Chocolate- porque el estar en blanco en la Legislatura le impide cobrar planes sociales y la asignación universal.
Así surge de los intercambios de Rigau del 17 de julio pasado con un interlocutor al que tiene agendado como Bruja que le manda una foto del ticket de cajero automático. Y le dice: “Julito querido ¿cómo andás?, ahí veo el ticket, 25 mil… 230 pesos, bueno escucháme, yo todavía ni siquiera arranque a laburar, ehh… yo mañana tengo turno en el médico a ver que me dice por el resultado de la resonancia y ya después de mañana yo ya arranco a laburar”. Con trabajo, Bruja podría devolverle el dinero: “Quedate tranquilo que eso lo vamos a cubrir y… esperemos que sea una sola, yo calculo que va a ser una sola, pero en el caso de que coso, bueno veremos, porque es como yo te dije, yo a mi hijo no le voy a pedir un peso”.
Bruja además le pide a Julio la baja de un familiar suyo Martín, ya que el estar en blanco le impide cobrar subsidios. “Buen día Julio ¿cómo andás? escucháme Julio necesito urgente la baja de Martín porque acordate que yo te dije, le están sacando el subsidio de… del… de la nena, el salario de la nena lo están sacando, de… de… digo, no se lo pagan por el quilombo este, vos me habías dicho que el contrato era por 3 meses, ya pasaron 7 meses. Te pido por favor pasame la baja de eso porque ya no se puede esperar mas”.
Otro de los insólitos chats es con un supuesto empleado al que Rigau le cobraba el sueldo, que le pide a Chocolate el recibo de sueldo, proque debe presentar una declaración jurada. Pero “Fabián” no solo no trabaja allí sino que no sabe qué decir cuando le pregunten que tarea desempeña. Chocolate le dice: “Fabi querido, como andás negro?, ehh… bueno listo, mañana cuando voy para la oficina, lo pido [el recibo] y ni bien me lo pasan te lo, te lo reenvío. ¿Cómo andás, bien?”.