Después de haber catalogado al Papa argentino como “representante del maligno”, con el fin de fidelizar el voto reaccionario tras ganar las PASO, el Presidente Javier Milei relativizó sus dichos con miras a las elecciones generales sabiendo la influencia del Santo Padre de los católicos en el sentir de nuestro Pueblo. Sin embargo -y pese a la participación en ceremonias judías y su anuncio de conversión a esa grey- fue Francisco el primero en tender un puente de reconciliación llamándolo por teléfono luego del triunfo electoral.
En días en los que su intransigencia y apresuramiento lo puso en crisis con los republicanos de todo el espectro partidario nacional a raíz de los contenidos del DNU 70/23 y la Ley ómnibus, el Presidente tuvo un gesto populista al enviar una invitación oficial en una misiva amable al Sumo Pontífice en la que confiesa que tomó decisiones que “pueden profundizar inequidades, por lo que nuestra prioridad máxima es proteger a nuestros compatriotas vulnerables, agradeciendo la colaboración de la Iglesia católica, cuya acción en campo social es invalorable”. Por eso se expresa, en la carta, esperanzado en que – en caso de aceptarla- “su viaje traerá frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar nuestras divisiones y enfrentamientos”.
(AM)