La Auditoría de la Ciudad emitió un informe que evidencia discrecionalidad en el manejo de fondos y faltas de controles en el programa Arte en Barrios (AEB) del Ministerio de Cultura porteño.
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires emitió un informe que evidencia discrecionalidad en el manejo de fondos y faltas de controles en el programa Arte en Barrios (AEB) del Ministerio de Cultura porteño.
El programa AEB nació en 2016, con el objetivo de impulsar actividades culturales, gratuitas, a través de talleres artísticos y de oficios, capacitación y generación de proyectos, festivales, eventos, salidas y visitas guiadas para todas las edades, pero atendiendo especialmente las necesidades de los barrios emergentes.
El informe evidencia la falta de un procedimiento formal de selección de los docentes para los Talleres, y se constató la ausencia de registros formales de conteo de inscriptos y asistentes a las actividades, como así también de la cantidad de personas que finalizaron los talleres entre otros aspectos.
El Auditor General y militante en Peronismo x la Ciudad Lisandro Teszkiewicz, analiza que “esta circunstancia no solo genera precariedad laboral de las y los trabajadores, también dificulta la planificación del programa. En el ámbito de los talleres se busca potenciar y brindar herramientas para la expresión y producción artística y cultural, y al mismo tiempo son la excusa perfecta para lograr un momento colectivo de disfrute y creatividad. Un ejemplo de ello, se puede ver en las personas mayores que encuentran compañía y amistades”.
Otro de los aspectos destacados del informe advierte sobre la utilización indiscriminada del Decreto 433/16 con el que realizan erogaciones, apartándose del régimen general de compras de la Ciudad (Ley N° 2095). Por su parte en el 40% de los gastos analizados no consta el acto administrativo de aprobación, mientras que en el 100% de los casos examinados no consta la factura o remito por la contratación del servicio.
El Auditor de Unión por la Patria agrega: “este accionar del Gobierno de la Ciudad se ha convertido en un patrón generalizado, repitiendo la mecánica para evadir los controles en gastos en las distintas áreas del gobierno. No es un error, es un proyecto político que pone de manifiesto no solo la falta de transparencia en la gestión pública sino también la voluntad política, de restarle importancia a la descentralización de los servicios culturales, la revalorización de la cultura popular y la generación de espacios alternativos”.
Finalmente Teszkiewicz sostuvo que “hoy, cuando el estado nacional avanza con su propuesta del sálvese quien pueda, queriendo transformar la cultura en una mercancía suntuaria, a la que solo acceden los privilegiados, cuando se cierra el INCAA o se subasta el cine Gaumont, hay que ser más cuidadosos que nunca en el manejo de los recursos que posibilitan el acceso a la cultura con una perspectiva social amplia y democrática y ser estrictos en su control”.