por Martha Wolff
Está por terminar el día en el que se cumplen seis años del asesinato del fiscal federal Alberto Nisman. Punto y aparte. De ahí en más todo fue conmoción por la noticia, dolor por el hecho criminal e intriga sobre su muerte. La noticia corrió como reguero de pólvora ante un hecho tan grave un día antes de denunciar otros crímenes.
Los argentinos conmovidos repitieron el reflejo condicionado del espanto ante los atentados perpetrados en el país a las instituciones de la comunidad judía en 1992 y 1994, respectivamente a la Embajada de Israel y a la sede de la AMIA. Pero los argentinos también sintieron en carne propia los secuestrados, torturados y asesinados de sus hermanos en el Proceso. Y pocos se atrevieron a decir que la herida de tanta muerte en la Argentina se volvía a abrir ante el accionar del terrorismo que dejaba en la calle tantos cadáveres y tanta sangre derramada.
Ante el espanto de la noticia la muerte como instrumento para acallar, para matar, para despejar el camino de los intereses gubernamentales en respuesta a los internacionales populistas o extremistas que estaban vigentes se vivió un duelo nacional.
La gente estupefacta ante tanta permisividad del accionar por acuerdos tanto de señas como de apoyo ideológico de los dueños del poder trajo aparejado mucho duelo y miedo. Y ese miedo era y fue el arma que deprimió la voluntad de luchar por ideales con el precio de prisión y desapariciones.
Así el fantasma argentino de la calavera, la guadaña y la tortura volvieron a danzar en medio del luto y la pérdida de seres queridos para siempre en fosas colectivas.
Así sus seres queridos no pudieron llevar una flor a sus tumbas ni grabar sus nombres en sus lápidas.
Así ante el asesinato de Nisman por NN las piedras que fueron y siguen siendo colocadas en su tumba, como una costumbre judía, hablan de mercenarios que hoy todavía viven en paraísos fiscales a la sombra de sus muertos disfrutando del trabajo cumplido.
La muerte de Nisman fue el baldosón máximo de la impunidad combinado con el poder y la burla a un pueblo que como gritaba aquel 25 de Mayo de 1910…”El pueblo quiere saber de qué se trata”….