Según el INDEC 2023 cerró con una inflación del 25,5% acumulando 211,4% en el transcurso del año.
El último registro inflacionario del gobierno Fernández. (publicado el 13 de diciembre, 3 días después de perder las elecciones) dio a noviembre un 12,8%, lo que significa la mitad de este primer mes de la era Milei. El salto se debe a la medida devaluatoria que el 12 de diciembre anunció el Ministro de Economía Luis Caputo en el orden del 120% llevando la cotización del dólar de 360 a 800 Pesos.
Esa decisión, absolutamente discrecional, se trasladó inmediatamente a los precios por lo que la cifra brutal de diciembre no es atribuible a la herencia recibida. Así lo reconoció el propio Presidente en la carta en la que invitó al Papa Francisco a visitar nuestro país, que lo vio nacer. En el mismo sentido que consideró que se debía felicitar a Caputo por no tener una inflación del 45% reconoció al Sumo Pontífice que tomó decisiones que “pueden profundizar inequidades” y por eso necesita el apoyo de la Iglesia.
Días antes el vocero presidencial Manuel Adorni consideró las escalada de precios como típicas de hiperinflación, aunque -al igual que su antecesora en el cargo para el gobierno kirchnerista, Gabriela Cerruti- justificó las medidas contra el bolsillo popular en la herencia recibida.
Otra característica notable del primer mes mileísta fue la estabilidad cambiaria que actuó en realidad como una aspiradora de ahorros dolarizados de la clase media. El alza de los precios obligó a las familias a suplementar los gastos de fin de año y vacacionales vendiendo sus dólares a las “cuevas” a un precio claramente retrasado que puede saltar en cualquier momento.
Si eso ocurre (o cuando ocurra) este 25,5% habrá sido el piso con un efecto de pauperización en los sectores que aun no han descendido a la pobreza.
(AM)